Tears For Fears se formó con Roland Orzabal y Curt Smith, quienes se conocieron en Bath, Inglaterra, su pueblo natal, a los 13 años, cuando un amigo en común los presentó. Inmediatamente se llevaron bien no sólo por sus personalidades similares, sino también por su trasfondo común de hogares disfuncionales. A través de los años, su amistad creció, al igual que su desarrollo musical, mientras participaban juntos en varias bandas juveniles.
Roland y Curt se unieron a la banda Neon y posteriormente formaron parte de la banda Graduate en 1979. Su amigo David Lord los puso en contacto con los sintetizadores y les presentó al tecladista Ian Stanley. A los 19 años, Orzabal y Smith se unieron a Stanley y al baterista Manny Elias para conformar así Tears For Fears.
El nombre de la banda deviene del tratamiento psicoterapéutico de Arthur Janov llamado primal therapy en el que el paciente es motivado a gritar, llorar y golpear objetos con el fin de expresar sentimientos reprimidos y miedos fijados desde la infancia e incluso desde etapas prenatales (de aquí los títulos de algunas canciones como “Shout”).
El contenido de las teorías de Janov fue evidente en el primer disco de la banda, The Hurting (1983), grabado después de lograr un contrato con Polygram en 1982. El álbum resultó ser una atractiva mezcla de pop basado en música de sintetizadores que se convirtió en un enorme éxito en su natal Inglaterra.
De esta forma entraron a la escena musical del pop con un repertorio de temas de carácter introspectivo y toques electrónicos. En éste se incluyen temas como “Mad World”, “Pale Shelter” y “Change”, que lograron colocarse a la cabeza de las listas de popularidad en Inglaterra.
Su segundo álbum, Songs From The Big Chair (1985) se inspiró en la serie norteamericana Cybill y, en él, se libraron del molde de la música new wave desarrollando un sonido más acústico mediante la participación activa de los integrantes, tocando instrumentos y fijándose menos en elementos artificiales, lo que se convirtió en la marca distintiva de la banda y que les confirió el éxito a ambos lados del Atlántico.
Con Songs From The The Big Chair dieron el salto a la fama en la escena mundial. Se convirtió en un éxito rotundo en estaciones de radio de todo el mundo, empujado por temas como “Everybody Wants To Rule The World”, “Shout” y “Head Over Heals”.
A raíz de su enorme éxito internacional, la banda destinó largos períodos de tiempo a la promoción de su nuevo disco y a presentaciones en vivo alrrededor del mundo. Cuatro años más tarde sacaron su tercer álbum: Sowing The Seeds Of Love (1989), que inmediatamente entró a la cabeza de las listas de popularidad con sencillos como “Sowing The Seeds of Love”, una explosión de pop rico y melódico, con un sonido inconfundiblemente Beatle.
El disco fue triple platino en Inglaterra y quíntuple platino en Estados Unidos durante 1985. Lamentablemente, el éxito de Sowing The Seeds Of Love no marcó el inicio de una nueva etapa de crecimiento, sino el principio del fin.
Después de grabar Sowing The Seeds Of Love el dúo empezó a tener roces a nivel personal y profesional. Finalmente la banda tuvo una separación un tanto cáustica. Apenas llegando a sus 30 años, el dúo había estado en el candelero de la música pop por casi una década. Indudablemente, habían cambiado y ya no tenían tantas cosas en común como cuando se conocieron a los 13 años.
La ruptura se atribuyó a los intentos frustrados de Orzabal por convertirse en productor y el desagrado de Smith por el ambiente del mundo pop.
La presión, el cansancio y las fricciones provocadas por los largos meses de trabajo pasaron su factura y después de una presentación en Knebworth, Inglaterra, en Junio de 1990, se separaron.
Orzabal continuó con Tears for Fears, con una orientación más sofisticada y pretenciosa dirigida a una audiencia más selecta. Sacó varios álbumes adicionales acompañado por su colaborador Alan Griffiths: Elemental (1993), Raoul And The Kings Of Spain (1995) y Saturnine, Martial and Lunatic (1996), además de conducir giras internacionales para promocionarlos.
No obstante las cosas no iban viento en popa porque el suceso de estos álbumes siempre estuvo a la sombra de éxitos anteriores, además que la ausencia de Smith era resentida por los seguidores de la banda.
Orzabal optó entonces por un semi retiro. Regresó con su familia en Bath para pasar más tiempo con sus hijos y se dedicó a trabajar en casa, experimentando con música basada en tecnología.
En 1999 co-produjo un álbum para la solista islandesa Emiliana Torrini, y no fue sino hasta dos años después que finalmente decidió lanzar su primer álbum como solista: Tomcats Screaming Outside, que para su mala suerte se estrenó en suelo estadounidense el negro 11 de septiembre de 2001.
Mientras tanto, Curt Smith seguía con su nueva vida al otro lado del Atlántico. Sacó un álbum como solista para cumplir con su contrato con Mercury que no fue completamente satisfactorio para él. Fue presentador de varios programas en MTV y más tarde encontró un músico con quien hizo química: el guitarrista y autor Charlton Pettus, y con él inició la banda Mayfield.
Pettus y Smith dieron presentaciones de Mayfield en prestigiosos clubes de Nueva York como Brownie's, The Mercury Lounge y CBGB, y fue en ese momento que se reencontró con su amor por la música y se dedicó a ella en otro contexto, porque le gustaba lo que hacía y no necesariamente para estar en el negocio.
Sin embargo, a raíz del vertiginoso despliegue de fusiones y adquisiciones entre compañías disqueras a finales de los años 90's, el catálogo musical de Tears For Fears apareció en uno de los escritorios de Universal Records. Los esfuerzos musicales individuales de Orzabal y Smith no tenían tanto atractivo como el éxito que habían alcanzado como dúo. Evidentemente, no sólo por nostalgia, sino por intereses comerciales.
Finalmente pasó lo inevitable: Curt y Roland tuvieron una reunión que resultó ser muy fructífera y después de varias conversaciones, Tears For Fears estuvo completo una vez más.
Juntos nuevamente produjeron el álbum Everybody Loves A Happy Ending que reflejaba el innegable altruismo que el reencuentro refuerza tan sólidamente.
Everybody Loves A Happy Ending está cargado de melodías memorables: el más reciente trabajo de Roland y Curt es un muy fiel reflejo de la música de los Beatles. Según los integrantes de Tears For Fears, su mayor influencia en el desarrollo de este álbum fue Paul McCartney, al igual que John Lennon lo fue en su álbum de 1989 Sowing The Seeds Of Love.
Fresco, colorido y espléndidamente contemporáneo, Everybody Loves A Happy Ending lleva el legado de Tears For Fears hacia el siglo XXI y continúa con la labor de una de las colaboraciones musicales más productivas de la historia de la música pop.
Tears For Fears en D-audio >> Woman in chains (1989) > Disco 1
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2 comentarios:
Hola Diego.
He creado un hipervínculo entre está página tuya y mi entrada de hoy para así completar mi información con la tuya, que es mucho mas extensa.
Si no tienes inconveniente será algo que practique de forma habitual a partir de ahora. Así hermanaremos ambos espacios complementando el uno con el otro, y siendo sincero, haciéndome un poquito mas vago en esto de recopilar información.
Gracias por adelantado y un saludo.
Hola Alfonso.
No es ningún inconveniente, es más, de hecho habrás notado que en varias de mis entradas del blog también he creado hipervínculos hacia Disco Pureta, y ahora que leo tu comentario me doy cuenta que en su momento no te he pedido la correspondiente autorización para hacerlo, por lo que te pido disculpas.
Desde luego, mi idea al crear los hipervínculos es exactamente la que tu comentas: hermanar ambos espacios complementando el uno con el otro.
Te doy las gracias por el enlace, sigamos compartiendo información, recuerdos y buena música.
Saludos !
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