domingo, 10 de mayo de 2009

Comparativa >> CD vs. MP3

El debate sobre los distintos formatos de grabación/reproducción musical es un asunto recurrente en el mundo de la Alta Fidelidad. Ya sea en los ámbitos aficionado y profesional, como en las revistas especializadas, cada tanto aparecen defensores, o detractores, de algún formato en particular. Por ejemplo, los adictos al vinilo forman un grupo relevante en el sector audiófilo y es habitual escucharlos argumentar que el agrado con el que escuchan sus LP's no lo proporciona de ninguna manera la misma música presentada en formato digital. Otro grupo importante lo componen los amantes de la cinta analógica, especialmente como medio de grabación. Nunca dejan de recordarnos que, bien cuidados, los soportes magnéticos y los aparatos, tanto de grabación como de reproducción, pueden proporcionar un sonido de calidad superior a la que comunmente se reconoce.
Y luego interviene la industria electrónica promocionando los formatos digitales de alta definición: el
SA-CD y el DVD-Audio. Ambos sistemas en guerra entre si y en lucha desigual frente al rey de los formatos: el CD-Audio y sus dos pistas PCM/44100 Hz/16 bits. El CD suele ser el formato abandonado a su suerte en los debates audiófilos, sin grupo especial que lo apadrine; aunque es lógico que esto sea así, ya que realmente su papel dominante en el mercado discográfico le permite defenderse por sí solo.
Por último, queda el grupo de los formatos "comprimidos" (con o sin pérdidas de información): toda la plétora de codecs digitales abanderados por el nuevo soberano del almacenamiento de música grabada, el
MP3. Realmente, cuando se debate sobre la calidad sonora de estos formatos, pasamos a un mundo diferente del de los anteriores: su flexibilidad, su calidad "a la carta", la disponibilidad de codificadores/decodificadores, son los criterios dominantes a la hora de decantarse por ellos. Pero estos son aspectos ajenos al mundo de los demás formatos.
En los debates en defensa del formato favorito de cada uno suelen aparecer dos tipos de argumentaciones:
- La subjetiva: "Me suena mejor", "me gusta más". Indiscutible. Básicamente este tipo de ideas permite la reafirmación grupal.
- La de los fundamentos teóricos del formato: "Mayor margén dinámico", "mayor rango de frecuencias". Estos comentarios suelen aparecer en los debates y dan lugar a espectaculares tratados matemáticos sobre filtrados digitales, teoremas de Shannon y criterios de Nyquist.


El meollo del problema

¿Tiene sentido comparar
CD vs. MP3? Si y no. A pesar de tener el mismo objetivo (la grabación y reproducción musical) son formatos con aplicaciones muy diferentes. Además, tengamos en cuenta que la calidad final no sólo depende del formato utilizado, sino también del equipo de audio, los altavoces, la forma y mobiliario de una sala, y el entorno. Entonces, acertar en su elección depende, en primer lugar, de qué es lo que se busque. MP3 posee una calidad aceptable para que una persona pueda acompañar un viaje en tren o una cena entre amigos con algo de música. EL CD, en cambio, es un concepto completamente distinto para aquellos que piensan en el disfrute de la música en sí.
Muchos han pronosticado la muerte de la Alta Fidelidad argumentando que la compresión de MP3 ha provocado la pérdida de la emoción musical y se preguntan porqué en la era de los mayores avances tecnológicos la calidad sonora empeoró como nunca. Es cierto que los formatos de compresión han degradado la calidad musical pero, además de una cuestión de mercado, se sabe que la mayoría de los audiófilos no son expertos en sonido, ni ingenieros, ni fanáticos del Hi-End. Y por más éxito y expansión que tenga MP3, siempre habrán puristas dedicados a escuchar sólo en vinilo o en cinta y con equipos valvulares.
Antes de ir al grano, repasemos algo de historia. Cuando apareció el CD de la mano de Philips en 1982 se trataba, ciertamente, de un formato con muchos inconvenientes y su calidad inicial era muy pobre. Los avances y mejoras introducidas al formato gracias al desarrollo tecnológico fueron claves para que el CD se convierta en el rey del audio digital. Algo similar sucedió con el
MiniDisc de Sony, lanzado en 1992, que tenía una pésima calidad de sonido en sus comienzos y, gracias al encomiable trabajo realizado, lograron mejorar tanto el algoritmo de compresión (llamado ATRAC) que el MD fue considerado como un formato de Alta Fidelidad. Con la llegada de la versión 4.5 de ATRAC, las copias realizadas desde discos compactos ofrecieron una calidad casi clónica de sus originales, con amplitud y naturalidad en altas frecuencias. Esto significó, ni más ni menos, la evolución de la tecnología de audio y representó un gran avance para el MiniDisc.
Bueno, lo mismo está sucediendo con MP3.


Tests de calidad: CD Audio vs. MP3

Sam Lin, un ingeniero de sonido, realizó en 2006
una serie de pruebas de calidad (quality tests) para determinar si un MP3 realmente puede sonar tan bien como un CD. En la entrada de este blog dedicada a MP3 vimos que este formato alcanza la "transparencia" a 192 kbps. Sam utilizó ese umbral como referencia, ya que por debajo de los 192 kbps el sonido de un MP3 suena demasiado degradado. Primero ripeó dos piezas musicales bien dispares: el concierto nº 3 de Rachmaninov, por su gran rango dinámico, y el tema "Sweet Thing" de Mary J. Blige que, por su percusión con platillos, le permitió hacer pruebas de respuesta en frecuencia y distorsión.
Para el proceso de codificación utilizó el software
EAC (Exact Audio Copy), extrajo las pistas en tres bitrates diferentes (192, 256 y 320 kbps) y las copió en un CD-R. Sam ya sabía que la manera en que cada software codifica la información afecta a la calidad final del archivo y, desde luego, suena diferente.
Luego, usando el programa Cool Edit realizó varios análisis de frecuencias utilizando ruido rosa (pink noise). Los resultados obtenidos al analizar el pop de "Sweet Thing" le parecieron más interesantes, donde encontró que en todos los
bitrates MP3 mostraba vacíos causados por las frecuencias desechadas por el "modelo psicoacústico" en el proceso de codificación.
Finalmente, procedió a realizar pruebas subjetivas de escucha en su equipo de Alta Fidelidad, y encontró que a 192 kbps se percibe una marcada diferencia de calidad respecto del CD. Sin embargo, no pudo encontrar diferencias a 256 y 320 kbps. De hecho, entre un tema ripeado a 256 kbps y otro a 320 kbps no existen diferencias audibles.
Como sabemos, el límite superior de nuestra capacidad de percibir frecuencias altas es de 20 kHz. Sin embargo, en el caso de las fuentes sonoras que emiten frecuencias por encima de los 20 kHz, la existencia de dichas frecuencias ultrasónicas y su interacción con las frecuencias de intermodulación que están dentro del rango audible tienen consecuencias en el sonido final que se percibe, como bien afirma el ingeniero Andrés Mayo
en su artículo "Hay vida después de los 20 kHz". Todo esto justifica la elección del CD como fuente sonora de calidad frente a MP3, ya que las diferencias, aunque sutiles, las podemos percibir.
Volviendo a las pruebas de Sam Lin, MP3 de 192 kbps es ideal para escuchar en la computadora o en el equipo del coche, dos sistemas con una distorsión importante y una mala respuesta en frecuencia. Para el hogar, en cambio, se recomienda el CD o bien MP3 codificado a 256 o 320 kbps, ya que la diferencia de calidad de audio entre el CD original y un MP3 a 256 kbps no es significativa.


Conclusiones

En definitiva, cada uno elegirá el formato de su preferencia en base a sus necesidades, posibilidades y objetivos.
Es innegable que el CD suena mejor que MP3, pero hoy en día la calidad de audio de un MP3 puede ser aceptable y hasta más que suficiente para el usuario promedio. Por ahora el mercado de la grabación y reproducción de audio sigue siendo dominado por el CD, y es lo que encontramos cuando vamos a una tienda de música. Posiblemente en MP3 las canciones suenen arruinadas o apenas empobrecidas, y muchos de nosotros nos sentimos incómodos por los cambios que imprimió este formato de compresión digital. Pero ese es el modo en el que la música sobrevivirá: como una lámina de ilustración en un libro de arte, mientras los originales se guardarán en un museo por aquellos que aún conservan sus reproductores de CD y bandejas giradiscos.
Ah, y no se preocupen, los puristas del sonido seguirán existiendo.



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8 comentarios:

Anónimo dijo...

Enhorabuena por el articulo, habia cosas que no sabia como el hecho de que se pudieran mejorar las prestaciones del mp3 o del minidisc.
Me a gustado mucho a sido muy interesante.
Un saludo!
David

Unknown dijo...

Hola David:
Me alegro que el artículo te haya resultado interesante. En breve iniciaremos otro viaje: un recorrido histórico por los formatos físicos de audio, tal vez uno de los temas, para mi, más apasionantes.
Gracias por tu compañía.
Saludos !!

Anónimo dijo...

muchas gracias por el artículo.
Es bastante exclarecedor.

Lchproject dijo...

Hola Diego,
aqui yo de nuevo, al parecer no me voy a ir de tu blog, hoy lo encontré de suerte, en fin. Con respecto a tu artículo, esta interesante y me hace justificar la opinión que tengo sobre la música archivada en formato mp3, que lo verdaderamente bueno de dicho formato es te sirva para para ir de viaje y no llevar tus originales, que da lo mismo que se te pierda tu mp3 lleno de música porque tienes los originales guardados en casa, porque el equipo que está en la playa o el campo da lo mismo si suena bien o no, es mp3 lo que escuchas, bien por el mp3 que no venga acompañado de un diseño impreso, (no imagino al vinilo o cd sin su correspondiente arte) y por último, es lógico que la música en mp3 o comprimida, sea lo mas gratis posible, ya que nunca va a superar a un cd o disco de vinilo en cuanto al valor agregado que podría generar en el tiempo, bien por el formato comprimido tomando lo anterior en cuenta, bien porque sigan los cds y los vinilos, bien por la tecnología que te permite escoger de acuerdo a tus gustos, necesidades o simple enfermedad.

Saludos cordiales


Luis

Sergio García dijo...

Mi experiencia personal es que , con cierta edad (44) y a pesar de ser músico, técnico de sonido y audiófilo sin dinero, 192 empieza a ser una calidad muy aceptable. Por debajo, hay un problema en agudos, en las reverbs de las percusiones, da la impresión de oir cintas de cassette algo dobladas que producen los molestos "dropouts". Pero, a mas dinero, mejor equipo y te das cuenta de mas fallos. Mi recomendación: cd, luego mp3 a 320 y luego mp3 a 192. El aac suena bien si lo comprimes tu (no se qué hacen los de iTunes store pero su música no tiene vida) El exito del mp3 no es su sonido sino su tamaño: yo tengo toda mi colección de cds em mp3 por comodidad pero no me deshago de mis cds ni loco por si algún día tengo dinero, je, je. Sergio.

Anónimo dijo...

El artículo de Andrés Mayo no dice cómo hizo las pruebas (si fue a ciegas o no) y no es más que una opinión subjetiva sin fundamentos.

No hay ninguna evidencia científica, verificable que permita afirmar que el ultrasonido es útil para algo.

Tatzuo dijo...

la musica va evolucionando, asi como los formatos que la soportan y reproducen. El cd ha durado mas de 20 años en el mercado, y perece que todavia le quedan algunos años mas... apesar de que los formatos digitales cada ves sean mas comunes.
vean este articulo de la diferencias entre los viniles, cds y mp3s
http://bit.ly/cFyHuF

Juan Carlos Fekete dijo...

El Cd nos alejó del ruido, nos amplió el rango dinámico al que podíamos acceder, pero nos alejó de la fidelidad. El mp3 empeoró aún más la situación, ya que recortó aun mas lo que ya era bien pobre en reproducción de altas frecuencias con respecto al vinilo.
Pero ambos cumplieron su función, acercarnos a la música en una época en las que un equipo de audio de medianas prestaciones tenía un precio prohibitivo.